El efecto Obama

Ilusión, mucha ilusión. Si fuera ciudadano norteamericano, no hubiera tenido dudas. Obama encarna los valores de un líder perfecto. Flemático, reflexivo y seguro de si mismo. Hay ciertas artes que en política resultan imposible. Observen la oratoria de Barack Obama. En política hay una rara combinación de dones que inusualmente se suelen cumplir. Cuando Obama mira a los ojos a sus ciudadanos se combina una oratoria perfecta. Habla con el corazón usa la cabeza y determina seguridad. Brillante, muy brillante. Bill Clinton decía que los la oratoria era la poesía y la acción de gobierno la prosa. Esta interpretación quiere devaluar la palabra. No estoy de acuerdo. La palabra trae consecuencias. Sin duda el futuro que le espera a Obama no es nada fácil. Tantos y tantos problemas por resolver… pero no podemos negar que el efecto Obama a corto plazo será útil. La sociedad americana es una sociedad más compleja de lo que parece. Lejos del valor a las ideas que mantienen los europeos. El pragmatismo de la sociedad americana a veces puede resultar incómoda. Quizás al ser los protectores y a su vez difusores del sistema vigente en el mundo les hace tirar siempre por la calle del medio. Ese el problema, que estos tiempos de experimentos económicos y financieros, no hemos asumido aún el golpe de la crisis. El panorama internacional inexorablemente impulsará a las ideas. Perdonad mi vehemencia a la hora de destacar el valor de las ideas. Pero sin duda si los agentes tantos públicos como sociales no echamos imaginación nos espera una dura travesía por el desierto. Si digo bien, tanto líderes como ciudadanos de calle. Si hay inmovilidad por un lado, se mueve por el otro. ¿cómo? Cambiando hábitos. Sin duda las crisis cambian los hábitos, y si cambian los hábitas cambian las cosas. Es como cuando hay que desordenar lo desordenado. Ese es el papel del ciudadano. Obama traslada esa confianza. Da la sensación que es capaz de encajar el cajón de sastre y lo más importante, sin cometer frivolidades. Sus repetidas aclamaciones al temperamento de Roosevelt hace que podamos tomar patrones de referencia. Roosevelt salvó al capitalismo. Y lo hizo bien, Obama tiene esa intención. Porqué negarlo las actitudes de Obama hacen pensar que el gran Keynes nos sea una vez útil al cabo de los años. Obama tiene la obligación de hacernos transmitir un capitalismo más seductor. Ese capitalismo existe. El problema de siempre es la impulsividad inconsciente del sistema. Pensemos una vez en la época dorada del sistema. Se construyó el Estado del Bienestar en los países occidentales, pero hubo que inventarse una crisis energética para hacer añicos lo que bien funcionaba con el objetivo de que los organismos oficiales desregularan mercados y para que la intervención pública hiciera mutis por el foro. Hoy día todo ha cambiado, el concepto del Estado del bienestar ha cambiado y no es mutable. De ahí las ideas. Toda situación es susceptible de empeorarse, pero a veces los intentos tienen ese valor. El valor de aprender, el valor del experimento, el valor de las experiencias… Obama hoy día es una expectativa. Hasta un experimento. Pero ciñámonos a su palabra. Me lo creo: YES WE CAN.

Un saludo.