
''caminos de la vida'' es cosa de tres. Como diría don Miguel de Unamuno todo en la vida es cosa de tres. Partimos que la vida se sostiene en un trípode. Jugamos a tres, pintamos a tres y globalizamos un todo...
Paseando entre un conjunto de cuadros, de repente con entusiasmo contenido, me detengo en uno. Uno que para mi lo era todo. Un cuadro con una extraña combinación de colores, pero había algo que me insistía en no despegarme del lugar. Fueron varios minutos los que permanecí inconmovible observando minuciosamente las partes del cuadro. Había algo que me retenía. Esto me extrañaba, soy un formidable profano en pintura. Yo siguiendo mi teoría simplista de las cosas, analizo el arte como aquel conjunto de dones sujetos a momentos. Y esa esa teoría fue la que me remontó a momentos de tres. Campos estivales. Longevidad: ''el ojo que todo lo vé'' ese espíritu de la vieja y necesaria visión, actitud cotemplativa y porqué negarlo persistente en las ideas. Juventud: candidez y observar. Hay que atraer y seducir humanamente e intelectualmente. Mujer complaciente: aquella que su presencia se hace inveitable para la sostenibilidad del universo. ¿y los colores?, los colores son oceános de duda, océanos de imaginación. Sin color no hay existencia. Hemos de existir. Mi océano es tranquilo pero a su vez intenso. Lo apasoniante de los colores es sumergirse individualmente en su propio océano. El oceáno es un color ¿cúal?, el color del YO. Es decír aquel color incapaz de buscarlo en el manual. Este es el color de la sensación, el color de lo ininterpretable, el color de lo intríseco; es decir; el color de la humanidad individualizada...
Un saludo.
P.d Autor del cuadro: Sebastián Rosales
No hay comentarios:
Publicar un comentario